Dr. Tayde González Arias Analista
El libro titulado “Hace falta un muchacho”, del autor Arturo Cuyas Armengol, en sus primeras hojas hace referencia que los jóvenes, al llegar a ser adultos, deberán desarrollar las tareas de los gobernantes, profesores, policías entre otras ocupaciones, sin embargo, cuando les toque realizar estas tareas habrán de hacerlo mejor, pues el desarrollo tecnológico y científico no se detiene y entonces se contará, con más y mejores herramientas.
Estas ideas, aplicadas, tenderían a que en la actualidad fuésemos personas cuya evolución fuera notoria, optimizaríamos el uso de las redes sociales o los aparatos electrónicos, por ejemplo, sin embargo, no hemos sido capaces de aprovechar estas ventajas de la modernidad, debido al desconocimiento de su uso, o incorrecta explotación de éstas.
Llegaron los avances tecnológicos, y nos conquistaron, especialmente a los habitantes de las zonas urbanas, sin embargo, debido a que como en otras campañas digitales no se nos instruyó en su uso correcto y verdadera potencialidad, pululan los grupos, los perfiles falsos y los ciber fraudes, que comienzan justamente con la desinformación y la mentira, vertidas en imágenes y letras que alguien subió y escribió, pero que cobardemente no da la cara, como quien tira la pedrada y esconde la mano.
Ciertamente que cada uno somos responsable de lo que hacemos y decimos, pero a quién se le culpa, en este momento de nuestra vida cibernética, si no hay quién dé la cara, o enfrente declaraciones que llegan a lastimar, que inmolan el honor o difaman, con sólo un fin, el cual claramente es, hacer daño y causar problemas. Usar la libertad para deliberadamente abrir cuentas, robar fotos y colocarlas en perfiles o portadas, no solo contraviene a un modo honesto de vivir, sino que raya en la falta de conciencia social que impide saborear fielmente el concepto de libertad.
Es verdad que gracias a las redes sociales y la tecnología sabemos lo que pasa en prácticamente todo el mundo, y aunque estar informados es un ganancia grande, en muchas ocasiones la noticia no es totalmente tal cual se transmite, pues el trasfondo que guarda una nota o parte de la investigación suelen ser de suma relevancia, por ello lo que transita en la red es sólo una parte del todo, y resulta importante investigar más, o ver otras publicaciones para poder hacer conjeturas o juicios serios y de valor.
En un momento se habló de los medios de comunicación como el cuarto poder, y muchos medios impresos transitaron a la digitalización, lo cual fue, es y seguirá siendo una necesidad. Por lo práctico que resulta la consulta en un dispositivo móvil seguramente veremos en el futuro cercano más paginas para encontrar información que ha sido, es, o será seria y mentirosa, e incluso, opciones de aplicaciones para encontrar pareja, para comprar y vender y desde luego para hacer amistades, por lo que es importante identificar cuál es la función, que tiene u ofrece seriedad, y no falsedad en medio de la gran telaraña mundial. Debemos tener cuidado con lo que se comparte, e incluso lo que se abre en los equipos electrónicos, para evitar ser víctimas de virus, de trata o bullying cibernético.
Dicen que los mexicanos nos reímos hasta de la muerte, (aunque yo considero que más bien muchos le guardamos respeto y amor a los difuntos), por lo que, en analogía a las redes sociales, considero que se ha convertido en un lugar en donde nos reímos de nuestros iguales. Nos olvidamos de que quien escribe para dañar a alguien, lo hace de otro ser, que igual que él, también llora y ríe, y con los famosos memes, que no dejan de ser imágenes truqueadas y casi siempre tomadas sin permiso, creemos que burlarse o fomentar que se mofen es gracioso, sucediendo casi siempre de una manera alevosa, que confundimos con libertar, por eso nuevamente es necesario e importante, regularnos como usuarios de una red en la que siendo miembro o simple usuario, en cualquier momento se podría pasar a ser víctima.
Existen muchas lagunas en materia de regulación digital y el uso de las redes en nuestro país, pocos son los que se atreven a hablar del tema, cuando se ha querido hacer, algunos lo han considerado como una coartada a las libertades, y, sin embargo, lo que se sube cada día o se publica, dista mucho de la razón, la conciencia y el buen juicio.