Dr. Tayde González Arias Analista
El tiempo es un bien superior que debemos administrar para poder alcanzar todo cuanto queramos, llegar a la hora programada a la cita, no solo habla bien de alguien, le hace un dueño eficaz en cuanto al uso de los minutos y los segundos, nos tomamos a una hora determinada el café con los amigos, y a veces olvidamos acompañar a los padres, los hermanos e incluso a nosotros mismos. Si diciembre es el mes del año en que nos regocijamos haciéndonos acompañar por los que más queremos, no olvidemos eso, incluir a todas y todos y no dejemos a nadie fuera en la lista de abrazos por entregar.
De la vida se aprende conforme va pasando el tiempo y las experiencias que en él transcurren, así nos enseñan y enseñamos a hablar con las buenas formas y también la presencia de malas palabras, que conforme a lo que decimos nos van caracterizando y hasta calificando como buenos o malos ciudadanos del mundo. Las etapas de desarrollo en las que exploramos llevar cosas a la boca, gatear para llegar a donde queremos, cuando aprendemos a leer y escribir, el momento en el que temerosos hacemos nuestra primera aparición en público en las actividades escolares o familiares, corresponder al orden que le hemos querido dar al tiempo en el que para ingresar a la primaria hay que tener seis años cumplidos y la conclusión de la universidad, aproximadamente a los veintiuno.
Darnos tiempo para planear, ejecutar y alcanzar las metas conlleva, como en la comida, sazonar de felicidad la temporalidad en la que estemos viviendo en esta tierra, cuyo propósito le hemos de apreciar e identificar en todo momento que vemos sonrisas y gestos sinceros, que es ser y estar felices. Si encontramos cuatro estaciones y se prevé como parte del estudio del temporal, las fuertes lluvias, olas de calor y frentes fríos, entonces por qué no nos volvemos todos previsores para que, transcurridos los años con ahorro y buena administración, vivamos una vejez plena.
Hacer el tiempo para el rezo que sirva de spa para el alma, es algo que no debe salir de las actividades cotidianas, si se desarrollaron con el ingenio del hombre planificadores y agendas, habrá que hacer uso de estas herramientas para que no lleguemos tarde en donde nos esperan personas que hicieron el espacio en sus vidas para que compartamos, aunque también es cierto que debido a que las horas no se detienen es mejor ser paciente y previsor de la posibilidad de no llegar a la cita o arribar con retardo antes que por correr hacer que se nos termine la presencia en este mundo.
El uso del tiempo nos corresponde a cada uno, y si bien es cierto que en áreas específicas como el trabajo hay una jornada laboral que cubrir y estamos a expensas de lo que pida o mande el jefe al mando, también lo es que hemos de valorar que la labor nos permite adquirir los ingresos para la adquisición de enseres que nos permiten mejor sobre llevar la vida para nosotros mismos y nuestras familias.
Si el tiempo pasa y no puedes olvidar como lo dice una famosa pieza musical, haz de comenzar con querer hacerlo, con soltar y permitir que lleguen nuevas personas, otros rostros que moverán emociones frescas en las que probablemente superes la pérdida reciente o vieja. Pasado el tiempo lo único que queda es lo bien que le aprovechaste o lo mucho que le desperdiciaste. Dales tiempo a los dolores pensando y haciendo por superarles, no pidas peras al olmo, haz que las cosas pasen y así como para obtener una cocción perfecta en el horno calculas los tiempos del microondas, también haz el cálculo de lo que debes hacer y en qué tiempo para alcanzar tus más elevados sueños.
No se gasta tiempo, cuando te detienes a escuchar, antes ganas amigos que necesitan ser escuchados, tampoco se pierde tiempo ayudando al adulto mayor a cruzar la transitada calle, en ese acto se muestra misericordia, cada que se invierten minutos u horas vida para entregárselas en un favor a los demás se añaden apapachos al corazón, todos los segundos tienen el mismo valor para el pobre o el rico cuando se trata de vivir bien, haciendo lo justo y mostrando benevolencia.
Si te has hecho el tiempo para comer a tus horas recuerda que ese es apenas el primer paso de la digestión, por lo tanto, habrá que reposar los alimentos ayudando a cada parte de tu sistema a que realice sin prisas su natural proceso. Si en cosas que vemos tan simples es imperante cuidar de los momentos exactos entonces imagina el cuidado que debes tener por aquellos que no tienen todavía conciencia de la valía de vivir, por eso la responsabilidad de tomar un lapso para mostrar el buen camino a los demás que lo requieren es prácticamente una obligación, y aunque te lleguen a decir que no es de tu incumbencia, pasados los años el sabio tiempo te dará la razón.