Dr. Tayde González Arias Analista
La crisis de salud que azota el mundo no sólo ha enfermado y matado a miles y miles de seres humanos, también ha hecho que nuestras emociones se alteren de forma considerable, así, primero caímos en el temor, después en la psicosis y ahora sufrimos crisis de todo tipo, comenzando con la económica y alcanzando la nerviosa.
Cuando falta dinero para solventar los gastos es imposible encontrar la tranquilidad, cuando no hay que comer, no hay poder humano que permita que se piense en otra cosa que no sea en alimento. Es por eso que hay temas que son delicados, relevantes y de primer orden de atender.
En el tiempo que ha trascurrido desde el inicio de la cuarentena, pudimos haber aprendido muchas cosas, entre otras a valorar la libertad, a mirarnos más y mejor entre los nuestros, usar adecuadamente el servicio de internet, seleccionar mejor los contenidos de lo que lo vemos o escuchamos, e incluso aprovecharlo y estudiar en línea algún curso de nuestro interés. Sin embargo, los que pudimos estar encerrados no necesariamente lo aprovechamos, sino que nos volvimos presas de las noticias falsas, al grado de tomarnos en serio rumores que mediante cadenas nos hicieron llegar al WhatsApp, al mensajero o mediante las redes sociales.
Valdría la pena que supiéramos, en mayoría, diferenciar entre lo cierto y lo falso, entre la verdad y la mentira, pero dado que no se nos guio de manera adecuado respecto del uso de las tecnologías, y a que no todas las mentes tiene la misma capacidad, en muchas ocasiones ha resultado fácil mover masas, y jugar con las personas que se dejan mal influenciar.
Zitácuaro, Michoacán, justo un par de días después del célebre 10 de mayo, ha sido nota nacional, debido a que personas mal intencionadas han hecho creer que la guardia nacional, a través de sus elementos, desde luego, por las noches llegan a las viviendas y las fumigan propiciando el contagio del COVID-19, así como que otros elementos policiales inyectan el virus a la ciudadanía, y que inclusive enviados de los gobiernos visitan manantiales para contaminar sus aguas.
Las noticias falsas han permeado la mente de mujeres y hombres que con éstas creencias desmentidas en su totalidad por los tres ordenes de gobierno, bloquearon el acceso y la salida de éste municipio del oriente michoacano, y por supuesto que éstas acciones que rayan en al anarquía, han ocasionado que se colapse el comercio de toda una ciudad, así que podemos encontrar tiendas de abarrotes que venden a sobre precio casi toda su mercancía, sin que exista la supervisión de la autoridad competente que regula la oferta y la demanda, camiones con fruta de la región que maduró mientras estaban detenidos y tuvo que tirarse, enfermos que llegaron tarde a su cita médica o que incluso no alcanzaron a llegar, y que aunque pueda sonar dramático, fue difícil hacer entender a una turba enardecida, que se trataba de una emergencia, de un servicio de salud, o de un medicamento de vital importancia.
Como siempre, cuando hay desinformación hay víctimas, y pagan justos por pecadores. Ciertamente todas luchas costaron vidas y los grandes logros son fruto del derramamiento de sangre, pero en éste tiempo, en ésta época debería ser otro el actuar, una vez que la evolución humana no se detiene.
No de debe actuar con coraje por parte del gobernado, ni se debe caer en la negligencia en ningún momento por parte del gobierno, pues cuando se desatiende a la población, por poca o mucha que sea, hay formas de expresarse y esa maneras de manifestación sobre pasan, como es el caso, el respeto al derecho de los demás.
Se debe legislar para controlar las noticias falsas, se debe analizar de manera particular y bajo la responsabilidad de cada sujeto que lo que se nos diga, o se nos haga llegar por cualquier medio hasta comprobar su veracidad, y si no hay pruebas fehacientes, hemos de ir por el camino de la civilidad, y también cuidemos no vender ni la voluntad, ni la salud, ni nuestro actuar por ilegítimas intenciones políticas de ningún sujeto.
No podemos ir pidiendo justicia, realizando atropellos, no debe la autoridad actuar sin antes consultar a la base popular. Cuidando ésta dualidad nos podemos ahorrar muchos problemas, pues solo llevando con responsabilidad nuestro actuar como hombres y mujeres de bien, podremos sentirnos satisfechos de la dignidad humana que se nos ha otorgado como especie superior…