Dr. Tayde González Arias ANALISTA
26 mayo 2025.-Cuando la ley no es pareja para todos, algo no está bien, y dado que eso viene sucediendo desde hace tiempo en nuestro país, vale la pena pensar en dónde radica el problema, pues tiene tiempo que no se refresca la clase política, o usted se acuerda por ejemplo desde cuando Noroña vive del dinero público, o desde cuándo el presidente de cualquiera de los partidos políticos que ahora mismo tienen registro ante el INE, estando fuera de la actividad política, recibiendo un pago de un ayuntamiento, de un congreso o de un gobierno estatal o federal.
Por donde le busque, son los mismos y los que intentaron otra cosa se acordaron que acá era dinero fácil y se regresaron. Estuvieron fuera porque los obligaron por no ir a la campaña o bien porque quisieron volver al carril de la competencia en la que, si no das resultado, te vas.
No obstante, aunque ahorita no me acuerdo de quién seguramente también fue excluido de la política porque no se alineaba, es decir, no se ponía de tapete o no era la foca que aplaudía todo lo que hacía el jefe político y está en la banca como se dice en el asunto futbolero.
Aunque por otro lado, pudiera parecer entonces que todo fuera culpa de la política, o mejor dicho de los que en México hacen o están en la política, porque como ciencia la política es bonita y profunda e intensamente necesaria y bella, pero a la mexicana el tomate está podrido y el chile echado a perder, es decir, el asunto pudiera caer en el huevo, o los que eligen seguir con los que han sido por años presidentes, diputados, senadores y a veces hasta encargados o en los ejidos autoridades comunales.
Si el pueblo realmente fuéramos sabios no nos dejaríamos más vivir en la pobreza, y por lo tanto no permitiremos que nos condicionarán el voto a cambio de frijol con gorgojo, de becas o pseudo apoyos, porque sabríamos que eso es un derecho que no se debe quitar ni que debe dejar de existir, esté quien esté en el gobierno, y que son derechos ganados por una revolución por una guerra y sobre todo por pagamos mucho y nos regresan poco, sobre todo en impuestos.
Si la Justicia no es para todos es porque nosotros lo hemos permitido y fomentado, porque no lo hemos bien en algo o con alguien ya sea con los hijos, los amigos o los nietos, a los que no les prohibimos tomar lo ajeno, a los que no les enseñamos a dudar, a quienes no les dijimos que nadie nos puede condicionar, ni espantar o meter miedo, porque lo único que tenemos al nacer es la libertad, que si el sistema con sus novelas o los vicios que se venden en tiendas con las dobles xx en cada esquina de las ciudades chica medianas y grandes, no nos digan por donde con quien y como tenemos que ser, sino al contrario deber tener todas la libertades pero sobre todo la de pensamiento que no invite a ayudar al otro, a exigir lo que es nuestro y a que además de no permitir envenenar nuestro templo, que es nuestro cuerpo, no permitamos que siga dormido nuestro pensamiento.
Estamos donde estamos, porque la flojera no nos deja levantarnos de la cama de la comodidad, aunque esta cama tenga ácaros, mugre y mal olor. Ese lecho está alimentado de flojera corpórea y mental, y desilusionada porque la escuela no enseñó a más, porque el maestro se cansó y va a pelear para que le paguen o tiene que salir corriendo a otro trabajo (y otros porque no tienen o tuvieron vocación).
Pudiéramos despertar de la cama en la que hemos dormido desde hace tiempo y sacudir las cobijas que nos han engañado pensando que nos dan calor e ir a votar sin presiones para tener unas nuevas, y lavar las sábanas de nos mantienen roncando mientras otros se hacen ricos y se cubren con la limpieza que les hacen nuestras hermanas, madres o abuelas) en sus mansiones. Podemos dejar de babear la almohada de la indiferencia y mostrarnos erguidos orgullosos y talantes con una voluntad que nos recuerde cuando menos, que tenemos voluntad, memoria e inteligencia para dejar ser lo que ahora somos la mayoría; los que alimentan y les dan vida de lujos a las mismas lacras de siempre.
Sin corajes, sin envidias, ni filias ni fobias, pero sí con conciencia que es la única que no nos dejara repetir, sí con lógica para recordar que los changos viejos no aprenden maromas nuevas y que la pobreza o el hambre deje de vivir en nuestra patria en la que cada día es un salir, sin saber si vamos a volver o a quedarnos en el camino.