4 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Aprende a reconciliarse con su pasado criminal y con los demás por medio de las sugerencias del programa de AA

Hola, mi nombre es Crispín P. y soy un alcohólico. Sigo en mi programa de AA y gracias a Dios no he bebido ni usado drogas durante los últimos diecinueve años. Desde que llegué al grupo, han pasado tantas experiencias; primero, al llegar no quería estar en AA, porque yo creía que era demasiado deplorable, a pesar que yo tenía un fondo muy criminal y asqueroso de mi pasado, pero eso yo no lo sabía hasta que me quedé.

 

Los primeros años de mi experiencia en AA fueron muy dolorosos, estaba muy resentido porque el juez me había mandado a AA de por vida por mi récord criminal y no lo aceptaba. Así que empecé a servir en mi grupo y como no tenía opción de irme, porque sabía que si bebía me mandarían a la prisión, pues tuve que apegarme a los servicios. Además, tampoco quería sentirme mediocre, así que empecé a aprender todo lo que fuera de los Pasos no para practicarlos, sino para platicarlos e inflar mi egocentrismo.

 

Fui servidor del grupo y cometí tantos errores que hasta llegué a dañar a muchos de mis compañeros y familiares. El caso es que por no querer aceptar mi vida ingobernable y todas las consecuencias de mi enfermedad, destrocé mucho, y aprendí mucho más cuando empecé a pagar el precio de la desobediencia a principios espirituales; perdí familia, ahijados, mi grupo, hasta a Dios y a mí mismo. No bebí por la gracia de Dios. Llegó la locura y los pensamientos suicidas. Mi desesperación llegó a tal grado que cuando Dios me volvió a regresar a mi grupo, y después que todo empezó a acomodarse como era la voluntad de Dios, empecé a entender el aspecto espiritual del programa. Entendí que con sólo conocer y hacer la voluntad de Él, podría seguir sobrio.

 

Así que mi padrino me invitó a vivir y practicar el Octavo y Noveno Paso, pero sinceramente y sin culpas ni resentimientos. Antes me preparó nuevamente con los Pasos anteriores, pero me refiero a que cuando hice esa lista de cuatrocientas cuatro personas que en mi vida había dañado y de qué forma, y estar haciendo oración y meditación por tres días y dos noches en completo ayuno, sin comida ni agua, en un lugar muy apartado yo solo. Por supuesto mi padrino estaba a unos doscientos metros por si yo necesitaba algo me apoyaría, incluso más compañeros viviendo lo mismo, una reconciliación conmigo mismo.

 

Al terminar mi lista con todas las personas que había dañado, quise seguir llorando por todo el tiempo en el futuro, porque en verdad fueron muchas las personas en mi vida que he dañado y es por eso que entendí lo espiritual del programa. El problema está en que yo tenía que ir en persona y perdonar, y pedir perdón por todos los daños causados.

 

Aún estoy en mi Noveno Paso, seis años y sigo trabajando haciendo reparaciones con mi familia, la sociedad, las instituciones, mis patrones, mi conducta. Hoy trato de hacer lo correcto, aunque muchas veces me tildan de loco, fanático espiritual o de farsante, etc., etc.

 

Pero yo en mi corazón siento mucha alegría de saber que a Dios le gusta lo correcto y a Alcohólicos Anónimos la honestidad, y yo, para superar mi enfermedad, debo de practicar ambas por gratitud a Dios, porque comprendí que soy un enfermo de mis emociones y si me descuido puedo pagar un precio muy caro nuevamente.

 

Perdón por los daños causados y gracias por amarme como Dios nos ama. Han pasado diecinueve años desde que llegué a AA y estoy muy agradecido por el amor que me enseñan, que es Dios, ojalá y también lo encuentres.

 

Mis derechos y mi vida a Dios a través de AA.

— Crispín P.

 

San José, California, USA

 

-Revista La Viña