5 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Administración pública mexicana…

Hoy quiero aprovechar el espacio para tratar un tema que, a más de uno de ustedes amables lectores, pasará raspando, pero sin embargo, es justo y muy necesario, señalar los errores cometidos como mexicanos, para tratar de cambiar el diario actuar de aquellos que en verdad les interesa hacerlo. Reza el refrán popular, con uno que haga caso me doy por bien servido. Anhelo que así sea en la realidad.

A groso modo, el cuidado y debida utilización de los recursos humanos, financieros, técnicos y materiales, en beneficio de la mayoría, dirían algunos, de la comunidad, se le denomina administración, la que a su vez, cuando se trata de recursos del estado, oficiales, se denomina pública, la que en nuestro país se divide en tres niveles: federal, estatal y municipal. Por otra parte, cuando se trata de recursos particulares, se denomina privada.

Lo privado tiene que ver con los recursos obtenidos por los particulares, mediante actividades personales, sean comerciales, empresariales, bancarias, etc., que en su mayoría son lícitas y normalmente se constituyen como personas morales, sean familiares o compuestas por un conjunto de socios, aquí no hay necesidad de mayor análisis, porque no perjudican a nadie con su conformación.

En cambio, quiero analizar, la administración pública, esa que tanto cuesta a los ciudadanos, pero, contrariamente, es la que mayor cantidad de empleos genera.

Pocos, muy pocos, en edad productiva, son los que jamás han tenido un salario que no provenga de alguna área administrativa, aunque sea por poco tiempo (una semana, quincena o mes), y es que desde que se es estudiante, los padres,cometen el error de motivar a los hijos diciéndoles que terminen determinada carrera universitaria (y las mujeres, alguna carrera técnica como secretaria o analista), para que se coloquen en el gobierno, que si se logra hacer, se tiene el futuro asegurado.

Por lo que se crece con esa firme idea, porque así lo dicen sus progenitores, porque ellos forman parte de la misma, porque el vecino tiene casa y automóvil, siendo servidor público (funcionario, se dicen algunos para darse más importancia), todo esto aunado a la deficiente educación y sus niveles (básica, media y superior), recordando que los docentes también forman parte del tema indicado. Provoca que los adolescentes, jóvenes y adultos pierdan la capacidad de razonar, de analizar, de reflexionar qué quieren ser y hacer en su futuro, como profesionales, pero sobretodo, como seres humanos.

Siempre he mencionado que no hay reglas generales, siempre hay excepciones y por supuesto, el tema abordado las tiene, hay excelentes servidores públicos, con y sin la debida preparación, porque es sabido, sobretodo de los que en su mayoría engrosan actualmente las categorías de los jubilados, que debido a su escaso nivel académico (primaria, principalmente, y otros, secundaria) surgió el termino sarcástico de que en X o Y Secretaría de Estado y sus respectivas delegaciones, áreas y oficinas, todas las mujeres eran señoritas y los hombres licenciados e ingenieros, y dentro del área de la educación, todos eran señoritas y maestros (aunque en realidad, se les debe decir, profesores, la maestría es un grado académico que no todos los docentes poseen, mucho menos en la antigüedad).

Aunque parezca inverosímil, porque como dije, la mayoría alguna ocasión ha formado parte de esta, y por la falta de talento, no se está en condiciones de aceptar y reconocer que el término correcto de llamarlos es el de burócratas, porque están detrás de un escritorio y desde ahí, se ganan un salario.

La administración pública siempre ha sido muy obesa, abundante de personal, esto tiene que ver con la hegemonía del partido (PNR-PRM-PRI) que durante 71 años ininterrumpidos mantuvo el control político del país, precisamente, por ese tipo de acciones, dar empleo a diestra y siniestra, sin necesidad de requerir un perfil o tener la mínima preparación académica (para la época respectiva), y con esto seguir conservando sus prebendas en cualquier rincón del país. Sin embargo, durante la alternancia (2000-2012) esto no cambió, al contrario, se engrosó la nómina, ya no con bases, pero sí por medio de contratos de prestación de servicios profesionales, con sueldos que duplican y triplican, dijeran los clásicos, a los devengados por los trabajadores de planta, ahora, con un documento que avala una profesión académica, pero en su mayoría, expedido por escuelas particulares (privadas) que en su mayoría, por el solo hecho de pagar las altas colegiaturas, mensualidades o semestres, se convierten en universidades patito, porque no les exigen compromiso y demostrar verdadero conocimiento.

Retomando el tema, en todas las áreas sobra y siempre ha sobrado personal; con la mitad de los que hay, sin exagerar, hasta con la tercera parte de los recursos humanos, se pueden perfectamente, desempeñar las funciones, atribuciones y obligaciones señaladas por la ley, no es necesario y no lo ha sido, mantener a tanto individuo que más que beneficiar, ha perjudicado a la tan degradada y atacada administración pública. Lo que también traería como resultado un aumento generoso del salario percibido, porque en promedio los empleados de base obtienen menos de los diez mil pesos mensuales, de ahí que también entre ellos hayan acuñado, para no desempeñar bien sus actividades diarias, la frase: ellos hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo.

Palabras que tanto daño han causado, causan, y mientras no cambien las cosas, seguirán causando al erario público y a la población en general, porque, el presunto bajo salario, genera buscar otras entradas económicas, ofertando al mejor postor los servicios laborales que en teoría deben ser gratuitos, provocando otro cáncer del que México, tiene un lugar de honor, en el contexto internacional: la corrupción. Como indiqué con antelación, más del 80 % de la población en edad productiva, forma o ha formado parte de la administración, esto provoca que se sepan los canales y puertas a tocar para violentar a las instituciones, pasarse por alto las leyes y reglamentos y, por ende, alimentando cada vez más las fauces de la corrupción.

En verdad, nos hace falta cambiar nuestra actitud personal, porque el cambio empieza por uno mismo, si uno no cambia, no esperes cambiar o hacer cambiar a los demás; cuando se hacen las cosas correctamente, todo es más económico, más rápido y sobretodo, más gratificante. Y tú: ¿haces lo correcto?