Quiero utilizar este espacio para hablar de una gran mujer, fuerte, emprendedora, amorosa, alegre, honesta y sobre todo sincera. Su nombre: Dulce María Flores Guardia.
Nació un 12 de septiembre en un lugar llamado Independencia, municipio de Martínez de la Torre, Veracruz. Se casó con Alfredo Castañeda Farfán, originario de Puruarán, municipio de Turicato, Michoacán. Lugar en el que se establecieron, procreando a tres hijos, Alfredo, José Olfrade y Juan Ernesto de apellidos Castañeda Flores.
Como tenía estudios de secretariado, al darse cuenta de que el poblado no contaba en los años 70´s del siglo pasado con más oferta educativa que dos primarias y una secundaria, truncando, sobre todo las niñas, sus sueños de seguir estudiando, aunado a la falta de recursos económicos, decidió abrir en el año de 1975 una escuela para secretarias. Su nombre Academia Comercial Lázaro Cárdenas, contando con el apoyo de los cañeros y obreros del lugar, prestándole las instalaciones de la casa ejidal y el salón de actos, de manera indistinta, para que impartiera las clases. Así dio inicio, ésta no era exclusiva para mujeres, también tuvo alumnos del sexo masculino. Durante doce años, egresaron innumerables secretarias, no solo del lugar, sino de la región, porque llegaron a estudiar ahí jóvenes de Tacámbaro, Chupio, Pedernales, Tecario, Cahulote de Santa Ana, Tavera, Caramicuas, Turicato (cabecera municipal) y demás poblados y rancherías.
Muchos de los egresados laboraron por años en los ingenios de Puruarán y Pedernales, en los ayuntamientos, incluso en Morelia, Uruapan, Pátzcuaro y en la empresa Sicartsa del puerto de Lázaro Cárdenas, las constantes envidias, el cansancio y la necesidad de estudiar de sus hijos, propició que en el año de 1987 cerrara sus puertas definitivamente. Pero el recuerdo se mantiene hasta la actualidad. Hoy muchos de esos jóvenes ya tienen hijos, nietos y siguen recordando a la maestra Dulce.
Paralelo a eso, fue capaz de criar a sus hijos, de darles las mismas oportunidades de enseñanza y estudio, aunque solo uno las supo aprovechar. Eso pasa hasta en las mejores familias.
Si aún no te has dado cuenta amable lector, esa mujer con visión, es mi madre, a quien desde que recuerdo, siempre la llamé Guata, que para mí significaba mamá, y hoy 3 de enero, a las 4:00 A. M., acaba de fallecer. Me siento triste, como es natural, pero a la vez estoy tranquilo porque no terminamos molestos, enojados ni disgustados, la quise mucho, me amó a su modo, aunque en ocasiones sentía que era demasiado rigurosa conmigo, hoy veo que todo eso fue para que sea lo que soy hoy y de lo cual siempre me he sentido orgulloso, porque me hizo un hombre distinto a la mayoría.
Te amo, MAMA, descansa en paz…
LIC. ALFREDO CASTAÑEDA FLORES