Acabo de leer que se ha abierto la convocatoria para el segundo premio internacional Ink de Novela Digital; la convocatoria, lanzada conjuntamente por Editorial Ink y la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana, se cierra el 19 de mayo. El ganador de la primera edición del premio fue el mexicano Carlos González Muñiz, quien emergió triunfador de entre 284 novelas de 17 países. El mexicano ganó el premio con Asombro, novela interactiva sobre un misterioso crimen en una abadía inglesa en 1890.
Este año el premio está dotado con 4 mil dólares y su publicación digital. El anuncio del ganador será el 24 de septiembre. Leo la nota en la sección de Cultura de La Voz de Michoacán (02/04/2015): “De acuerdo con los organizadores, desde su creación, elpremio ha constituido una apuesta sólida para impulsar el talento de autores mexicanos e internacionales que capitalicen los beneficios de los formatos digitales para exponer su obra y brindar a los lectores del mundo versiones enriquecidas en plataformas que se adaptan a las tendencias más innovadoras…”
Amigo lector, no es que me falten temas para escribir la colaboración de la semana, sino que ya estoy harto como miles de mexicanos de los temas que nos da la realidad nacional: corrupción, impunidad, elecciones, conflictos de interés, inseguridad, violencia, crisis de representatividad política, crimen y/o violencia organizada, crímenes de lesa humanidad, desapariciones forzadas, fosas clandestinas, violación de derechos humanos, violación de mujeres, pederastia clerical, redes de trata de blancas, colusión de intereses, pobreza y desigualdad social, etc.
Qué es lo que propongo. Que masivamente los mexicanos metamos la realidad nacional en novelas digitales inéditas y las enviemos al concurso de marras, con la seguridad de que más de alguno habrá de ganar este segundo premio. El diario michoacano antes citado cabeceó la nota: Convocan a inundar de novelas digitales. De mi parte la convocatoria sería a inundar de realidad mexicana el segundo premio del concurso de novela digital.
Veamos lo atractivo de la oferta: si los mexicanos queremos internacionalizar la problemática nacional que tanto nos aqueja, los organizadores del concurso prometen la distribución de la obra premiada en más de 85 países; aseguran que la obra premiada alcanzará a lectores a nivel global a través de las plataformas digitales más importantes de la distribución de libros electrónicos: Amazon, Apple, B&N, Google Play y Kobo: “El Premio Internacional Ink de Novela Digital brinda un espacio de expresión para la literatura que busca romper fronteras a través de las posibilidades y adelantos de la edición digital…”
No vamos a criticar al ganador del primer premio de novela digital del año pasado, González Muñiz, por trasladar su imaginación a un crimen cometido en 1890 en una abadía inglesa, cuando en su país se cometían crímenes por carretadas los 365 días de los últimos ocho años. Sus razones habrá tenido para interesarse en ese hecho criminal en particular, fuera de México.
La materia prima como temática literaria la tenemos a raudales en nuestro país; hace falta que nuestros literatos, tanto los consagrados como los que están en ciernes, la eleven a la altura del arte. El periodista Jorge Zepeda Patterson ya nos dio la pauta con su novela Los corruptores (Planeta, 2013), sobre cómo es posible tomar la realidad política tal cual, para vergüenza de la clase política que ahí se ve retratada. Es posible que a ésta le duela más su retrato en un cuento o en una novela, que en un reportaje o un artículo de opinión, que no dejan de ser efímeros ante el alud informativo que generan las malas administraciones de gobierno y sus vanos intentos de echarles tierra.
Tomemos por caso el reportaje de la Casa Blanca de la familia Peña Nieto-Rivera, o sea la familia presidencial, que sacudió a sus dueños hasta lo más hondo de sus cimientos morales y políticos. ¿Puede haber algo más doloroso que ese reportaje? Sí, una novela.
Una novela que incluya la frivolidad existencial y política de ambos personajes, cada quien por su lado en sus respectivas etapas formativas y luego en su conjunción cuando así conviene a los intereses de Televisa, principal poder fáctico del país. Una novela que incluya la etapa de poner en juego con toda la desfachatez y cinismo los intereses económicos y políticos construidos en la etapa de aprendizaje en el gobierno del estado de México. Y una novela en fin que revele la ostentación y frivolidad con que se realizan las giras internacionales de trabajo, que se hacen parecer paseos triunfales faraónicos.
En fin, sólo es un ejemplo entre mil posibilidades que ofrece la realidad nacional para elevarla a la categoría del arte. Los consagrados y los aprendices de las letras tienen la palabra para hacer con ella toda la literatura que quieran. No se pierde nada con ponerse hacer el intento y enviar el producto a más tardar el 19 de mayo próximo.
¿Las elecciones son un problema?, alguien pudo preguntar luego de ver que en la enumeración de problemas las incluí después de corrupción e impunidad. Pues sí, es que tienen algo y a veces hasta mucho de corrupción; y la clase política de todos los partidos pretende que se consume esa corrupción con impunidad cuando el ciudadano comete el acto de votar acríticamente.