Durante el trayecto de la vida, es necesario ir modificando la manera de ver y hacer las cosas, por eso hay denominaciones para cada etapa o periodo de ésta, llámese adolescencia, juventud, madurez y vejez, o el nombre y división que le quieras dar. Para llegar a alcanzar, precisamente una de esas etapas, la madurez, ésta debe ser el clímax, el punto máximo que todo ser humano debe buscar, si se pretende disfrutar lo mejor posible y sobretodo, en casos de tener descendencia, dejar a la humanidad mejores seres humanos.
La sicología habla de una edad para alcanzarla (18 años la mujer y 28 años el hombre), aunque como toda regla general tiene sus excepciones, hay quien la alcanza antes, después, e incluso, quienes jamás la logran alcanzar, se mueren siendo unos adultos infantiles.Lo anterior, lo menciono porque el ser humano es presa fácil de la manipulación, el chantaje y la presión, precisamente por su falta de interés en las cosas, debido a su inmadurez.
Como en otras ocasiones, voy a hablar de los mexicanos, no pretendo abarcar otros países donde la idiosincrasia puede ser similar, pero que no tengo conocimiento específico de que así sea, pues conocer unas personas, no significa que la mayoría de un país sea igual.
Los medios masivos de comunicación e información, tales como la televisión, la radio, el internet, los diarios, revistas, organizaciones, dependencias, partidos políticos, etcétera durante años han acuñado términos rimbombantes para referirse a seres humanos iguales, o incluso, más inmaduros que nosotros, lo que ha degenerado en que la mayoría repita lo mismo, a un nivel más cercano.
Estimado lector, has escuchado: celebridad, estrella, alto rango, primer nivel, artista, div@, importante, superior, líder, etcétera? Y ¿Te has puesto a pensar que en verdad a quien se refieren, merece ese adjetivo?
En cualquier actividad, sea política, administración pública en cualquiera de sus tres niveles (federal, estatal y municipal), farándula, iniciativa privada. Los hemos escuchado.
Pero son momentáneos y pasajeros, quien en la actualidad ocupa un cargo público de jerarquía (síndico, regidor, alcalde, director de área, diputado (local o federal), senador, gobernador, secretario de estado o de despacho, etc.) es vitoreado, buscado y goza de muchas amistades, respeto y cariño de la mayoría de la gente que lo va conociendo, incluso hasta lo buscan para conocerlo, le dan en padrinazgo a sus hijos, apadrina generaciones de estudiantes, es el invitado especial en fiestas, reuniones, banquetes, comidas, en fin, se desviven por estar y mantenerse cerca de ellos. Porque al concluir la gestión, cargo o comisión, si no repiten u obtienen otra función similar, las amistades se van alejando paulatinamente, hayan ayudado o no a las personas, serán atacados a sus espaldas, saldrán a relucir sus defectos, sus pecados y tantas presuntas maldades realizadas durante su gestión, muchas veces inventadas o exageradas, porque así es el ciudadano.
En lo referente a la farándula, nos venden a cantantes mediocres como las grandes voces, actores y actrices sin talento como div@s, y lo que resulta peor, es que la mayoría cae en las redes de esos mercenarios que saturan los medios de comunicación vendiendo imágenes de papel, usadas a su conveniencia y mientras a los empresarios les den ganancias monetarias, para ser desechados cuando no generen riqueza.
Así vivimos, escuchando, viendo o leyendo, el presidente de la República se reunió con funcionarios de primer nivel, con importantes empresarios, Juan Gabriel el divo de Juárez (aunque sea de Parácuaro, Michoacán), Vicente Fernández es una celebridad, etc.
Asimismo, se abusa del término liderazgo, estadista y otros más, cuando pocas personas en realidad reúnen algunas cualidades, pero no llegan a serlo.
Conozco varios periodistas y medios informativos, que celebran convenios monetarios con determinado político o grupo, durante su gestión y cuando ésta termina, llegan al cinismo de publicarlo, señalando que cumplieron lo acordado, pero que ya concluyó, por lo que pueden atacar, muchas veces, de manera inmisericorde.
Todo esto tiene su raíz en la madurez, los que tardan más tiempo en alcanzarla, son presa fácil de manipulación, presión y chantaje, por parte de expertos en estos temas que cobran y cobran bien, por jugar con la ignorancia colectiva. Por eso amable lector, es hora de despertar.
Todos somos importantes, todos somos iguales, todos valemos lo mismo, el poder, la fama o el dinero momentáneo no los hace superiores, al contrario, te has preguntado ¿En realidad eso es la felicidad? Entre más importancia le des a los demás, más pequeño e insignificante te vuelves tú, lo importante es guardar un equilibrio entre tú y los otros.