5 febrero, 2025
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El trabajo y los mexicanos…

El mexicano siempre siente que es el mejor, dicen, se creen chingones, que son únicos, casi, casi, hechos a mano por un poder supremo, pero eso no se aprecia en la realidad mundial, puesto que, de ser así, México, sería una potencia económica, deportiva, social, cultural, etc., en otras palabras, un ejemplo digno de imitar.

 

Estas son algunas características, vicios y acciones que impiden el crecimiento personal y a su vez como país.

 

En anteriores entregas he dejado claro que la educación y los catedráticos, profesores y docentes, no son lo mejor, haciendo que los profesionales, de cualquier, área o rama, en su mayoría, salgan llenos de lagunas educativas, con enorme retraso técnico, comparados con los países europeos, anglosajones y asiáticos. Esto debido a que es un círculo vicioso que se va repitiendo, porque los hijos, parientes o recomendados, son los que van integrando las plantillas de las diferentes áreas.

 

Otra causa de esto es que se está acostumbrado a que el primero en tiempo es primero en derecho (principio jurídico), pero no siempre es así, vivimos en una sociedad cambiante, de altibajos, donde no siempre va a ser esto posible, pero en México, eso parece ser ley. Ejemplo, la UNAM, como es considerada la máxima casa de estudios nacional, la primera que se fundó, etc. en el ranking de universidades mexicanas, año con año, sigue apareciendo en el primer lugar, cuando sabemos que no es real, pero pobre de aquel que ose publicar lo contrario, lo mismo sucede con el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, como tiene prestigio económico, aparece ubicado en la segunda posición, lo que también es incorrecto, académicamente hablando, porque en realidad quien merece ese primer lugar es el Instituto Politécnico Nacional, ya que año con año, exporta cientos de sus estudiantes de excelente nivel académico a distintas universidades del orbe, de los cuales, un alto porcentaje, una vez concluidos sus estudios, se marchan al extranjero, porque ya conocen, los conocen y hay mejores oportunidades económicas y laborales para ellos, esto es lo que se llama fuga de cerebros, que son el porcentaje de mexicanos que hacen la diferencia, pero solo son valorados en el extranjero.

 

En México se quedan los profesionales grises, los que terminaron por humanidad (no por unanimidad) sus carreras, salvo, honrosas excepciones.

 

Sin embargo, hoy me quiero referir a los que no tuvieron ningún ápice de ambición, los que no tienen idea  de qué hacer con su vida presente y futura. Los que quizás terminaron la primaria, la secundaria, la preparatoria, que dejaron trunca una licenciatura, etc., a ellos.

 

Esos individuos que por flojera, por falta de carácter de sus padres, mala alimentación, no logran alcanzar un nivel educativo, que por lo menos, al paso de los años, les brinde una jubilación modesta para el resto de sus vidas.

Y tienen que andar recorriendo un sinnúmero de empleos, porque en ninguno saben hacer lo indispensable, pero eso sí, cuando están desempleados, se sienten que todo lo pueden, que aprenden rápido y fácil cualquier oficio o actividad, pero una vez que ya son contratados, es donde dan a conocer su verdadero rostro, pues carecen de capacidad para desempeñar con atingencia, su función.

 

A muchos de nosotros, amable lector, nos ha tocado un empleado así, que no tiene ni idea de lo que está ofreciendo, no muestra mínima iniciativa para aprender, no se pone la camiseta de la empresa, comercio o negocio, que le da de comer, negando los productos, por ignorancia, por flojera, por falta de materia gris, prefiere estar embruteciéndose con el celular, en lugar de ponerse realmente a trabajar. Los especialistas del tema, señalan que la atención al cliente, es encontrar lo que estás buscando, que sabes que en ese lugar deben tener. No es que te reciban con una falsa sonrisa y pierdas tu tiempo porque no encuentras lo que buscas. Hasta en eso estamos confundidos los mexicanos.

 

El trabajo en equipo en nuestro país no resulta como los escritores extranjeros de libros motivacionales, de economía, de administración, de enfoque a resultados, etc. lo idearon, aquí no hay la mínima idea o capacidad de poder colaborar en un mismo sentido para lograr un objetivo común. El mexicano promedio, siempre busca su beneficio personal, aunque al final no logren nada. Es egoísta por naturaleza, envidioso, no busca seguir los buenos ejemplos, al contrario, se alegra con el fracaso de otros, no se motiva con los triunfos alcanzados, como debe ser, está acostumbrado a destruir, a la burla, la mofa, pocas, poquísimas veces está dispuesto y puesto a construir.

 

Esto es la principal característica de estar estancados como lo estamos, porque tienen la idea que el gobierno, es el que debe proveer al nacional de lo necesario para vivir, condición por lo demás, absurda, porque, la función fundamental del gobierno y sus tres niveles, es la de velar por los intereses comunes, no de manera individual, hacen lo que sea necesario (a veces) de la banqueta hacia afuera, pero lo que sucede en cada casa-habitación es responsabilidad de cada jefe o titular de familia, ahí los gobernantes carecen de injerencia y mucho menos, obligación de mantener a los ciudadanos. Y esto es lo que desconocen los habitantes de cualquier zona o región del país, que no cuidan su fuente de empleo, cuando la tienen. No tienen objetivos claros para su futuro. Y eso, detiene el progreso del país.